Frikis, reuníos!

El mundo es de los frikis. Todo el mundo lo sabe, pero prefieren ignorarlo y continuar con sus vidas, familias, hipotecas, convencionalismos sociales y lobotomías varias. Ellos disimulan, nos miran de reojo, con recelo. Saben que lo sabemos. Tenemos el control... de nuestras mentes, que ya es pedir mucho.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Starfinder Society Madrileña: de regresos, estrellas y nostalgias

Hacía tres años y pico desde que dejé de ir a la Pathfinder Society Madrileña por cuestiones principalmente personales y por cuestiones del propio juego. Básicamente, a niveles altos (Maricielo estaba en lvl.12) y con las clases, las multiclases, el core, el multicore y su puñetera madre, aquello no tenía sentido. Y el esquema de las aventuras, menos. Así que retiré a mi elfa cabrona y a otra cosa mariposa.

La llegada de Starfinder y de la Sociedad vinculada a él me animó a reverdecer laureles. Sí, el juego prometía, pero me gustaba la idea de volver a ver y compartir mesa y dados con la gente de la Sociedad, así que me vine arriba. De los pregens me quedé, obviamente, con Nabasi, la japonesa y a la que he renombrado como Merijeven, todo un guiño a su antecesora y al sitio donde se va a mover, el espacio.


Partida mañanera.


Así que nada, en la Starfinder Society madrileña me hallaba este pasado domingo, en el que creo es el primer evento nacional de la gran logia de exploradores espaciales y tal. Y aquí llega el principal "pero" de la jornada finsemanera: la sociedad de exploradores madrileña tiene ahora poco que ver con la que conocí. Sí, amigos. Y me jode. Sí, allí estaban, pero podían estar unos a uvas, los otros a olivas y otros pasando el aspirador. Nada que ver con esas partidacas de antaño en las que masters y jugadores no sólo respiraban sus partidas si no las de al lado también y que todos (TODOS) comentábamos. Pregunté qué que mierda de ambiente era ese y me dijeron que había habido muchas movidas en el interior de la Sociedad, cosas de reglas (esto sobre todo) interpretaciones de estas, amiguismos y demás basura. Me importa tres mierdas secas lo que haya pasado, aún dando la razón a que el tiempo pasa, la gente se quema, vivimos mierdas de vida y eso lo llevamos a todos los sitios y cosas así. El rol es más que una partiditita del juego pitochín o del sistema tachán. O al menos así lo entiendo. Evidentemente mi idea no es exportable al cerebro de gente que cree que es tan importante el saber qué sucede en determinada escena de una partida como para ESCRIBIR UN MAIL AL CREADOR DEL ESCENARIO (norteamericano) PARA QUE LO INTERPRETE. No, no puedo hacerlo, y menos si gente con cierta edad aún no se ha dado cuenta de eso. Allá cada cual. Y si, molaréis mucho en vuestra cama por la noche mirando al techo mientras pensáis en lo duros que sois por el Facebook, o lo implacables que son vuestros comentarios de las reglas o cómo os sabéis de memoria los últimos comentarios de tal o cual foro. Pues a mí no me moláis nada si aquello parece el tanatorio de la M30 donde cada uno reza a su muerto sin saber quién es del al lado.

A pesar de esto, y al menos en lo que concernió a nuestras mesas y partidas la cosa tuvo recuerdos de cómo eran las cosas antes. Vi a Puck, uno de los grandes masters con los que me he cruzado y que estuvo como siempre, y me reencontré con Pedro (Pedro, tírame un blessss) y con el inevitable en estos lares, Nagash. Entre ambos se habían currado la cosa y a pesar de algunas deficiencias (hay que decir que era la primera vez que se jugaba a esto) todo estuvo más que bien.

En la mesa de por la mañana coincidimos algunos clásicos de esto, como Fernando Aparicio, dirigiendo Pedro y el propio Nagash que jugó en el turno vespertino y dirigió por la tarde. De paracaidista estuvo Torio, otro clásico, que pasó por allí a oler que había y se metió en ambas partidas.

(Por cierto, no lo he dicho, pero se jugó en el Goblin Trade de Cuatro Caminos, donde nunca había estado. Espectacular el sitio, especializado en juegos de mesa y figuritas, incluso se puede comer allí. Es más, las jornadas fueron en la cafetería que tiene la tienda, de tres pisos. Quizás demasiado pequeño para tanto jaleo, pero superable. Todo es pequeño para nosotros, especialmente para mi, que me vengo arriba a la mínima)

El desajuste de la jornada fue que comenzamos por la mañana con una partida de nivel 4 y por la tarde con la primera partida de nivel 1 para la Starfinder Society. Superable también, evidentemente. Pues nada, la partida bien. Se ve que han pulido cosas los chicos de Paizo, que todo es más sencillo. Al menos al comienzo. Eso sí, cómo íbamos en pregens y en inglés, pues siempre se te olvida algo, y más si empiezas directamente en nivel cuatro, pero no pasa nada. La aventura era clásica de toda la vida, donde mi personaje -en el mejor estilo Maricielo- tuvo su escena hentai de tentáculos y secreciones lechosas. En fin, haber estado allí, no desvelaré cosas íntimas. Eso sí, la partida sirvió para ver cómo iba y cómo han montado lo del combate estelar los de Paizo. Tardamos en cogerle el tranquillo, pero al final estaba bastante claro, aunque hay que hacer bastantes cosas y eso ralentiza el asunto. Me gustó el "reparto de papeles" dentro de la nave. Yo era la capitana y tenía habilidades relacionadas con mi cargo, como Fernando y su "rata" una raza alienígena y que hacía de ingeniero, los artilleros y tal. Yo, en mi puesto arengaba a mi tripulación e intentaba acojinar a los atacantes,en este caso unos goblins espaciales (si amigos, aunque estén en el espacio se siguen llamando goblins y siguen siendo mongolos). Nuestra nave, la Epil Ady (toma ya!) se desembazó de ellos manejando hábilmente sus escudos y torretas de cañones, manejados por el artillero con el apoyo del ingeniero y demás tripulación.

Conseguimos nuestros objetivos, y eso que nos costó tumbar al malo maloso del final. Todo este evento me sirvió para ver qué mi Merijeven tenía buena parte de las características físicas de Maricielo pero mucho más de otras como Diplomacia, cosa que se agradece. Creo que nos vamos a llevar bien, sobre todo cuando lleve un arma que haga un daño competente...

Comimos allí mismo, como digo, y por la tarde nos dispusimos a jugar la partida de inicio para los Starfinders de nivel 1. Nagash dirigía, y nos mantuvimos Torio y yo con nuestros mismos personajes y se incorporó Yuri, un antiguo conocido de la Pathfinder Society y otro jugador que a la postre salvaría más de un culo en esta partida que parecía fácil y al final se complicó.


La partida de la tarde. Él master y yo éramos contingentes.

El escenario era de los que le gustan a Nagash: cuatro mini pruebas a realizar por los Starfinders y que claramente están diseñadas para que los jugadores novatos se familiaricen con el juego. Había una divertidísima carrera de coches en la que teníamos que ayudar a una Starfinder que competía en ella, localizar a un curioso hacker, ayudar a reparar un gigantesco crucero Starfinder y a matar un bicho en un local para un tipo con cabeza de hormiga. Y la guerra que dio el bicho... Ahí es cuando todos tiramos de todo, porque fallamos (sobre todo en el daño) más que una escopeta de feria. Evidentemente, en un escenario de nivel 1 el bicho era nivel 3. Y se notaba. Menos mal que estaba nuestro amigo "mago espacial" y que nos recuperó bastante, el uso de una poción espacial, los nuevos sistemas de reparto de puntos, y Yuri que la hoja se la había currado en su casa, porque hubo como tres o cuatro inconscientes y unos cuantos puntos en negativo. Pero al final nos hicimos con él...

En fin, jornada larga, intensa, de las de toda la vida, con las estrellas como marco. El juego es suave, las nuevas formas de puntuación de vida (daño mental y cinético) puntuales de reserva molan, tienes la sensación de que puedes hacer más cosas a niveles bajos y de manera más sencilla, el combate con naves tiene mucho de rol aunque lo ralentiza por su propio sentido táctico y todo esto sabiendo que estás jugando a Pathfinder, pero mirando al cielo.

Si además de todo eso mantenemos, aunque solo sea eso, el sabor de la Society de antaño, merecerá la pena repetir. Yo al menos lo haré.


Merijeven, ala izquierda con ropa de diario y a la izquierda vestida de Starfinder.

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