Paquita Fernández, con el paraguas que la acredita como azafata de La Marca del Este, se despide de Monte Cook. Adios, chato.
Me leí el segundo tomo de la historia de Kvothe. Y me encantó. Tanto como el primero pero con algunos matices que creo a bien comentar.
El más importante es que el frikazo del Rothfuss se ha relajado. Y se nota. Supongo que vender una jartá de libros de El Nombre del Viento debe suponer demasiada presión para que la continuación sea, al menos, igual que la primera...cuando no mejor. Me acordaba de Peter Jackson cuando comentaba que o hacía lo suficientemente bien El Señor de los Anillos o los frikis le corría a gorrazos... Pues a Rothfuss se nota que todo eso le ha traído al pairo. El libro deja claro que él va a seguir a su trantrán, sin dejar claro por dónde van los tiros generales de la obra (la metahistoria más allá de la vida de Kvothe) y que lo que quiere narrar tiene vida propia, a pulso propio, más allá de lo que algunos intuían o podrían esperar de este segundo tomo (más acción, por ejemplo)
Esto puede gustar -o no- a sus lectores, pero se ajusta a lo que cualquiera que tenga dos dedos de frente espera. No apto para cagaprisas, El Temor de un Hombre Sabio sigue sin aportar nada nuevo a la "Fantasía Heroíca", pero esta contado con tal maña que es imposible no deleitarse con su lectura.
Y es que podemos encontrar un montón de lugares comunes con un montón de cosas conocidas -el aire Harrypoterano, técnicas de TAI-CHI, los cuasi templarios, hasta la furia carmesí céltica...- pero en tal giro de tuerca y escrito de tal manera, que pasada la sonrisa inicial del "esto me suena", la curiosidad por acercarse a esas nuevas situaciones lo llena todo.
Hoy mismo leía en el fenomenal blog "Tranquilos...son minions", que los libros de antes contaban en la mitad de páginas lo que ahora se cuenta en tochos de cagarse. Es cierto. Y extrapolable al cine, donde el asunto es ya preocupante. En El Temor del Hombre Sabio es identificable más de un relleno, pero compensable por la magnífica ambientación y las situaciones tan variadas y distintas a las habituales en este tipo de lecturas "basurillas" (sin animo de ofender).
No sé donde quiere llegar Rothfuss. Y eso me gusta. No sé de que va a ir la tercera parte. Y eso me gusta más. Veremos.
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