David Icke es un tipo curioso con una curiosa historia. Ex portero de fútbol de la liga inglesa, ex comentarista deportivo y periodista, este personaje un tanto anodino se hizo famoso allá por los primeros años de los 90 del siglo pasado cuando comenzó a defender la idea de que la raza humana está esclavizada –sin ella saberlo, claro- a una estirpe de lagartos inteligentes y bípedos. Si, han leído ustedes bien: a unos lagartos. Como los de la serie “V”, por poner un ejemplo "cercano". Dichos lagartos coparían los lugares preeminentes de poder desde la más remota antigüedad y además se habrían mezclado con los humanos dando lugar a una raza híbrida a la que Icke denomina Illuminati.
La idea no era demasiado original. Ya por los años 70 el ex jesuita y experto en el fenómeno OVNI Salvador Freixedo defendía la “malignidad” de los supuestos visitantes de otros mundos. Aún hoy este personaje, de 86 años de edad, equipara a esos extraños personajes de los que algunos aseguran haber tenido o mantener algún tipo de contacto, con los antiguos y despiadados dioses descritos en el Antiguo testamento, así como en otras religiones más antiguas aún y en las que se basaron los escribas judíos para componer sus textos.
El caso es que Icke concretamente señala con el dedo y acusa a esa raza ofidia, y a sus descendientes mitad humanos y mitad lagartos, de llevar a la Humanidad a donde estamos: una esclavitud innegable sin posibilidad de vuelta atrás y que, además, irá a peor, comprimiendo cada vez más su mordida sobre nuestros cada vez más débiles cuellos…
Me gusta la hipótesis de Icke. No es que me la crea. Es que me la quiero creer. Me cuesta mucho menos asimilar que todo el caos y la estupidez reinante que veo a mi alrededor se debe al maligno plan de una raza lagartoide extraterrestre, responsable de enseñarnos la agricultura, el fuego y otras artes, sacándonos de nuestro estado natural de desnudez paradisíaca, que pensar que los responsables de la crisis, las guerras y las especulaciones, son risueños padres de familia respetados por la comunidad, que bendicen los alimentos antes de comer y que se golpean el pecho los domingos por la mañana en misa. Quiero creer que los que nos dictan todos los días que hacer, que no hacer, a quien señalar con el dedo, que lomos acariciar para llegar a fin de mes, quien tiene que morir o vivir, son unos putos lagartos venidos de una puñetera estrella lejana en una puñetera nave espacial, instalados en este planeta desde que el ser humano a penas se erguía en la sabana Africana, y no unos tipos con unos curriculums estupendos, la envidia de sus vecinos. No puedo creer que seres humanos hayan ya decidido las fechas de invasión de Irán, que decidieran desde el Vaticano comprar oro antes de la crisis cuando estaba barato ó que incumplieran déficits monetarios previendo que luego obligarían a los demás a cumplirlos cuando ellos decidieran y les vinieran bien. No. Esos, sin duda, son lagartos o sus bastardos descendientes. Y habrá que luchar contra ellos, como Donovan, el intrépido reportero de la serie “V”… Cualquier cosa antes que darse cuenta de que todo esto lo hemos hecho nosotros, los humanos, con nuestras manitas y nuestra tricotosa.
Enrique Freire.
en los rincones más wrraros de la internet --a todo eso me acabo de enterar de que la etimología de "weird" viene del sajón "wyrd", que a su vez proviene del nombre de una runa-- se discute que el problema radicaría en que el problema lo han creado seres humanos con el sistema reptiliano jodido--lo que se traduce en un tono vagal disminuido, que es lo que por otra parte defendía Wilhelm Reich.
ResponderEliminarNo me atrevo a decirte que si, a pesar de mi debilidad por Reich. Hace muchos años, estudiando criminología, me acerqué al cerebro reptiliano y creo que, desafortunadamente, cosas como ver la Champions, cada vez nos afectAn más...para peor. Por ahí leí hace mucho que nuestros amos lagartos no colocaron una especie de botón autodestructivo en nuestros genes: la imposibilidad del ser humano de fabricar vitamina C de manera endógena, muy al contrario que los animales. Quizás la medicalización através de los diuréticos y el famoso sintron, no sean más que otro truco ofidio...jejejeje. Espero Que no te tomes en serio ni una de mis palabras. Juas!
ResponderEliminarPor cierto, un tono vagal disminuído, bradicárdico, sería tendente a la esclavitud, pero al mismo tiempo haría que la gente estuviera más calmada en su día a día, cosa que tampoco veo suceder.
ResponderEliminarups, me refería entonces a tono vagal aumentado -- en estrés crónico; yo creo que es al revés: el tono vagal disminuido tiene que ver mucho con la experimentación de orgasmos, y cuanto más va mejorando tu sexo menos mierda te apetece comer y menos sustitutos en forma de fetiche-mercancía buscas
ResponderEliminarPues ahora que lo dices, la Cospedal se da un aire a Diana (sin cardado ni maquillaje a brochazos). Y Esperanza es Lydia, la rubia chunga. Todo tiene sentido...
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