Frikis, reuníos!

El mundo es de los frikis. Todo el mundo lo sabe, pero prefieren ignorarlo y continuar con sus vidas, familias, hipotecas, convencionalismos sociales y lobotomías varias. Ellos disimulan, nos miran de reojo, con recelo. Saben que lo sabemos. Tenemos el control... de nuestras mentes, que ya es pedir mucho.

martes, 9 de junio de 2015

EL ESPANTO DE ARGANZA: cthulhu ibérico de pata negra

Conocí a Hugo Magenis hace ya bastantes años, y he seguido algunos de sus anteriores escritos, básicamente ensayos, y cuando me comentó algunos de los hechos que en esta su primera novela se relatan, me imaginé que algún día los vería escritos en papel. Así es. Pero esta novela, magníficamente escrita, por cierto, no es solo encuadrable en la mejor tradición de los Mitos Cthulhianos que tanto nos gustan, si no que es un recorrido por esa España profunda que en medio, y a pesar, de las nuevas tendencias, tecnologías y en el marco de la crisis, insiste en recorrer los senderos del misterio a las puertas de siglo XXI.

 

De esta manera son perfectamente reconocibles tendencias, desde esos nuevos "neo rurales" apasionados de las pseudo ciencias, hasta esos ciudadanos hastiados de la gran ciudad y que buscan refugio espiritual en los recodos de la España agreste -de los que el primer ejemplo es el propio Magenis- pasando por caciquillos del tres al cuarto y el sempiterno "aborigen" de la zona. En ese marco humano, tan variopinto y con el escenario de una naturaleza de la que cada vez estamos más alejados y que permite - afortunadamente- que se sigan desarrollando en su seno las más extrañas situaciones, El Espanto de Arganza es una muy agradable bocanada de misterio y acción en la más pura tradición de Los Mitos, pues evocando todo lo que les hace reconocibles a cualquiera que se haya acercado a ellos, incorpora buena parte de las motivaciones actuales que nos llevan a buscar la paz espiritual en el campo, dónde siempre es más saludable intuir lo Innombrable en la naturaleza que en el transbordo de la línea cuatro del metro de Argüelles.

Y es que esos propios Mitos han trascendido su propio concepto, pues su evocación cuadra perfectamente con buena parte de los sucesos extraños que nos toca vivir día a día y que el bueno de Hugo Magenis, tal y como relata en su novela, sufrió en sus carnes.

En fin, no quiero adelantar nada de la obra, pero un sudor frío me recorre la espalda cuando recuerdo a Magenis contar, en su casa de Arganza, arropados por un té y una buena lumbre, los sucesos que le llevaron al borde de la locura, y que gracias a su frialdad, conocimientos y al acto psicológico que supuso escribir este libro como si de un exorcismo se tratara, pudo contárnoslo en primera persona. Desde entonces, los sapos son adorados en mi casa del campo, deseando de esa manera el gran Tsatoggua pudiera ser misericordioso con nosotros, los pobres y ridículos bípedos mortales.

 

ÏA!

 

 

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