Una vez más insistimos en hacer que esto de la Pathfinder Society luzca, así que de nuevo hacemos algo de trasfondo cachondo y subidito de tono para los hermanos Willow. Invitados al relato Marcielo y Kelvorn, otro miembro más del Team Cheliax.
Cómo la otra vez, el texto y las ideas corren a cargo de Nagash y servidor las adecenta, corrige y añade algo.
Y gracias a nuestro amigo hacko de el refugio del rol, que nos lo ha corregido a ambos. Un menage a trois, que se dice.
El imponente guerrero conocido como “Hellhound” atravesó las puertas de su mansión sin titubeos. El recibidor, de mármol negro con vetas blancas, contenía media docena de cómodos bancos para cuando recibían visitas importantes.
Dos pedestales dorados, como dos guerreros hieráticos, guardaban la entrada. Gerad se dirigió al del lado derecho para depositar su espada, símbolo de que ahora estaba en casa y de su poder en todo el distrito. En el otro lado de la sala, el cetro de su hermana descansaba en el pedestal gemelo... los pedestales demandaban una gota de sangre al depositar los símbolos de su poder, pero a cambio solo ellos podían retirar los objetos de dichos pedestales. El guerrero levantó la vista ante la pieza dorada y sonrió. Le encantaban las “chucherías” que conseguía su hermana.
Para coronar esta sala, justo encima de las segundas puertas que daban acceso al interior de la mansión había un escudo de armas de la familia hecho en bronce bruñido con un gran perro infernal coronado por una media luna.
Pasó bajo la segunda puerta para acceder al interior. Dentro, un patio enorme de base rectangular con columnas rojas a los lados sostenía la balconada superior. En el centro del patio, sobre almohadones de plumas, un gran número de jóvenes doncellas de exquisita belleza descansaba bajo el cielo nocturno. Las chicas, solo vestidas con sedastransparentes como retazos de luna que dejaban entrever sus cuerpos, hubieran hecho enloquecer a más de un hombre pero si no hubiera sido así el paroxismo lo hubiera alcanzado con la visión de su hermana en el centro del grupo. Sabrine, lánguida y rebosante de erotismo, estaba sentada en un oscuro diván con tan solo una ligera bata negra como único ropaje. Como casi siempre sostenía un libro en la mano y parecía tener una animada conversación con las jóvenes.
Sin mediar palabra, una joven sirvienta vestida al uso del servicio de la casa con una falda corta y corpiño que mostraba sus generosos atributos, le trajo una copa de vino.
La casa era llevada y gestionada por su hermana que tenía mejor ojo para las finanzas que él. Afortunadamente. Todo en ella está diseñado para dar placer a ambos hermanos y a sus conocidos más cercanos. Las sirvientas, esclavas o incluso los aprendices de brujería de Sabrine llevaban el mismo atuendo diseñado para que Gerard pudiese tomar lo que quisiera, cuando quisiera y, por supuesto, a cuantas quisiera.
Aún recordaba una conversación que tuvo cuando volvieron a la casa familiar en ruinas y empezaron a reconstruirla sobre el tema de los sirvientes.
-¿Tengo pinta de vieja cortesana Taldorana?- dijo suavemente Sabrine.
- No necesito jóvenes efebos a mi alrededor para que me adulen – quiero sirvientas y aceptaran las reglas de esta casa o las devolveré al oscuro agujero de donde las saque. -Añadió - Cualquier mujer que resida en esta casa ha de saber que la perteneces. Igual que todo el barrio.
Sabrine no prestó más atención a ese tema mientras hablaba con el arquitecto y Gerad no discutió pues tenía un sin fin de comerciantes y residentes del barrio de Hellhound que pedían verla aquel día.
Saliendo de sus pensamientos, dejó a su hermana con sus quehaceres. Gerad tomo la escalera a su derecha para subir a sus aposentos. Se sentía duro ante la visión de los placeres de su casa, pero necesitaba quitarse la armadura y tomar un baño antes de hacer nada.
La casa había sido restaurada casi por completo, excepto por la ampliación del ala oeste, ahora tenía varias cocinas, dos bibliotecas, sala de armas, un laboratorio alquímico, unos baños termales, despensas, bodegas y numerosas habitaciones para invitados y servicio, en el exterior había caballerizas y cuarteles.
Muchos de los compañeros de la Sociedad se sorprendían de la fortuna de los hermanos que no parecía que tuviesen cuando estaban de misión. Era debido a que habíanacordado que su fortuna se quedaría en Cheliax y solo se financiarían con el dinero que fueran consiguiendo.
Al llegar a sus aposentos, una extensa sala poco decorada y con una gran cama predominante de acero negro y una gran bañera. Tardó varios minutos en quitarse su pesada armadura y después de dejarla en un cabestrante se asomo al balcón que daba al exterior.
Había vuelto a los pozos a ver las luchas de gladiadores, no sabía por qué volvía allí, pero volvía de vez en cuando, no apostaba, ni se deleitaba como otros con el derramamiento de sangre...él quería sentir la lucha, el coro de la arena ante los asentamientos de los golpes o eso pensaba. Después le gusta pasear por la ciudad capital mientras meditaba sobre los hechos de su vida y su futuro.
Un golpe seco sonó en la puerta.
-¿Hermano?- dijo Sabrine - ¿Puedo entrar?-
- Si claro pasa- exclamó Gerad mientras seguía mirando por la ventana sin girarse a ver a su hermana.
Ella entró en la habitación con una tinaja de agua en la mano y la dejó en una mesa.
- Sé dónde has estado – le dijo sin más preámbulos.
Gerad sonrió. En lo que respetaba a su hermana tenía la inteligencia de cientos de eruditos pero el tacto de un goblin para la diplomacia y era pésima mintiendo o negociando.
- Llevas varios días como hoy, vuelves a nuestro hogar, no me dices nada, subes aquí y yaces con una o varias esclavas y luego vienes a mí como si no pasara nada. Necesitaba saber que sucedía.
Gerad cerró muy fuerte los puños en la barandilla
- Así que me has espiado – sonó como un gruñido – ¿A mí, hermana?
A Sabrine se le rompió la voz pero aún así consiguió parecer firme. – Estaba muy preocupada, necesitaba saber...
No pudo contenerse más y se dio la vuelta para enfrentarla.
Lo que vio le dejo mudo, allí estaba la belleza de extensa melena negra de su hermana, cubierta con tan solo una bata y a punto de llorar. Ya no estaba ni lánguida ni lejana. Ella podía ser una bruja consumada, una erudita experta y una táctica talentosa y él un guerrero cruel, imparable y lujurioso, pero entre ambos solo eran dos hermanos unidos frente a todo.
- Perdona hermano yo... -dijo balbuceante.
- Da igual- contestó el joven pelirrojo, tajante- hiciste lo que creías correcto a tu manera y por amor, eso no lo dudo.
Gerad se había templado en su furia, cualidad que solo Sabrine podía sacar a la luz.
- Ven hermano date un baño y hablemos- dijo ella solícita.
Gerad se despojó de sus ropas sucias con la ayuda de ella y desnudo se encaminó a la bañera mientras percibía una extraña mirada en el rostro de su hermana.
Sabrine recogió una tinaja que había traído y con ella empezó a llenar el baño. Debía de ser mágica ya que no paró de salir agua hasta llenar una bañera enorme de plata que había en la habitación. Luego, reposadamente, le pidió que se metiese en la bañera.
El se tumbó en el agua tibia, su hermana se puso de rodillas justo a su lado, se retiró una manga de la bata que llevaba y introdujo su mano en el agua, justo encima de la masculinidad de Gerad, agitó los dedos delicadamente encima de él y el agua empezó a calentarse hasta llegar a un punto perfecto. Ambos se hermanos se sostuvieron la mirada sin decir nada hasta que terminó de calentarse el agua y con un largo gesto ella sacó la mano.
Con una palmada Sabrine llamó a las sirvientas mientras ella se sentaba en una silla. En segundos un dúo de chicas entraron en la sala con toallas, jabón y esponjas, y sin palabra alguna se dirigieron a la bañera y empezaron su labor ajenas a la conversación y presencia de los dos hermanos.
- Sabrine no se por qué voy allí, pase gran parte de mi vida en esas arenas, luchando, sufriendo y resistiendo lo inimaginable. Cuando vuelvo siento que vuelvo a casa y es una sensación que me asquea y me alivia a la vez, por eso no te lo había dicho, no quería reconocérmelo a mí mismo...no sabía que te estaba preocupando...
Una vez dicho, pareció liberarse de algo al contárselo a ella, mientras su hermana meditaba en sus palabras él se dedico a jugar con las sirvientas, pellizcando por aquí, mordiendo por allá...
- Sabes hermano- comenzó a decir – creo que lo que pasa.....
Mirando la escena de la bañera no pudo más que morderse el labio inferior.
- ¿Puedes al menos comportarte mientras hablamos?- dijo ella con una sonrisa en la boca.
-Si claro- dijo Gerad mientras mantenía el pezón de una de las jóvenes entre sus dientes. Ronroneos, risas y salpicaduras de agua empezaban a llenar la sala.
- Eres bestia oscura, perversa e insaciable. Padre estaría orgulloso pero, ¿quieres hacer el favor de concentrarte?
- No me vengas con remilgos, que tu eres igual que yo -
Sabrine sonrió ante tal afirmación. Como buena noble de Cheliax, el deseo por hombres y mujeres era algo ya innato en ella.
- Chicas, retiraros...necesito hablar con mi hermano- las sirvientas se retiraron con cierta lástima pero acatando rápidamente las órdenes.
Sabrine se acercó a la bañera y prosiguió ella la tarea de las sirvientas, cogiendo una esponja. Limpio el cuerpo de su hermano con una delicadeza casi ceremonial.
- Crees que no sé lo que sucede, no hemos tenido una infancia normal y eso tiene que tener un coste. Padre no te enseñó esgrima en el patio de armas mientras a mi madr.... mientras a mi no me enseñaron buenos modales o hechicería. Tú estuviste en los pozos y yo con la baronesa.
Gerad se percató de que Sabrine nunca decía nombres, ni mencionaba a su madre o a la vampiresa psicópata con la que no debió pasar la infancia.
Ella siguió – Yo también llevo la carga a mi manera. ¡Mira la casa! La dirijo como ella nos dirigía a nosotras, por eso empecé a tomar pupilas para instruirlas en la brujería, de esa manera cambiando la relación con los demás, mejoro, cambio lo que no me gusta. Túpodrías hacer lo mismo.
- Hablemos de cosas más alegres – dijo ella - ¿quieres ver como ha quedado el ala oeste de la casa?-
- ¿Por fin me vas a decir que ha hecho allí? -
- Mejor te lo enseño...pero vístete antes. No quiero que cojas frío.- dijo con una sonrisa.
Segundos después, su hermana, de evidente mejor humor le arrastraba por el pasillo hacia los balcones interiores que daban al patio interior.
- Tengo noticias de nuestros amigos de la sociedad Pathfinder -
- Dime- exclamó distraído
- Nuestro compatriota Kelvorn vendrá en unos días a comer con nosotros. Está aquí en la capital de visita con unos parientes.-
- He de reconocer que ese Kelvorn es el guerrero más estoico que he conocido. Ese enano es tan duro como la montaña de la que salió. -
- Deberíamos pasarnos por el barrio rojo a buscar “doncellas” enanas para su visita - dijo Sabrine.
- No es mala idea. ¿Algo más?-.
- Si, ahora la sociedad es muy estricta con el material que llevamos a las misiones, han enviado unos formularios que tenemos que rellenar con el equipo que llevamos encima.-
- Yo viajo ligero pero, la última vez que mire tu petate parecía media librería - dijo con sorna Gerad, mientras la guiñaba un ojo.
- Pues ya te haces una idea de lo que me gusta la burocracia, pero reconozco su utilidad -
- ¿Nada más ?dijo, cada vez mas distraído.
- Bueno es más un cotilleo que una noticia pero a Merysiel le ha sido infiel Hamarita con ese nuevo guerrero. ¿Berneth? -
- ¿Tenían esas dos una relación formal?...formal... Hablando de Merysiel, todo lo formal que esa elfa puede ser...
- Ni de broma. Esas dos no encontrarían el sentido a la palabra monogamia ni con un conjuro de comprender lenguaje.-
Los dos soltaron una carcajada al unísono.
-¿Y Merysiel que ha hecho?- preguntó curioso el guerrero.
- ¿Qué crees, hermano? Ignorar el asunto...seguro que está en algún burdel de la ciudad, tirándose a todo lo que tenga dos patas.
Ambos hermanos rieron de nuevo ante tal comentario.
Siguieron paseando mientras ella le tomaba del brazo. Cualquiera que no les conociese podría pensar que no tenían parentesco y que su relación era la de dos jóvenes divertidos y enamoradizos.
La charla se interrumpió por un mensaje para Sabrine que portaba una sirvienta rubia desconocida para Gerad. La bruja leyó con rapidez el papel mientras Gerad se comía con los ojos a la sirvienta que había traído el mensaje.
Devolviendo el mensaje Sabrine le instó a seguir andando.
- ¿Algo importante? -
- No, sólo una propiedad en la ciudad que he comprando. Nada importante.
Su hermano, distraído por las chicas que estudiaban en el patio no prestó atención a la respuesta.
- Menos mal que doy a las chicas de la casa un tónico para que no se queden encintas , si no, podríamos suministrar soldados periódicamente al ejército con tus bastardos...- dijo con un resoplido y revoloteo de ropas Sabrine.
Gerad sólo sonrió ante tal afirmación mientras continuaban acercándose ya a la parte oeste del la gran casa.
Ella abrió las puertas y le invitó a pasar. Ante él se abrió un gran pasillo lleno de habitaciones. Extrañado, Gerad entró en la primera de las múltiples que había. Eran habitaciones sencillas como las celdas de los monjes de los monasterios o las de.....
- Hermana ¿Para qué son estas habitaciones?-
- Hace tiempo que sé a dónde vas y por que estabas así - dijo con voz melancólica- quería que realmente te sintieras en el hogar aquí. Así que hice unos arreglos, he comprado los pozos y los voy a desmantelar -
- Esa era la nota que has recibido- afirmo Gerad.
- Si, aunque la segunda parte del plan requería desalojar a los vecinos de la casa contigua pero nada que unos ladrones bien pagados no puedan arreglar...además, tuvieron que ver con el juicio de nuestros padres.
Gerad empezaba a ver a donde iba todo esto.
- Has montado todo esto para construir una arena de gladiadores - ¿Para mí?- dijo con un ligero tono de extrañeza.
- Para que tú la dirijas...para que al igual que yo puedas calmar los fantasmas de tu pasado con las nuevas generaciones de Cheliax.- dijo mientras le mostraba los oscuros cuartos- Estos son los barracones y aquí ya están los reclutas par...
El imponente guerrero arremetió contra su hermana sin mediar palabra, impidiéndola terminar la frase, estrellándola contra el muro del pasillo mientras la besaba como dos amantes cualquiera. Ella menuda en comparación con él, no se hizo de rogar y devolvió el beso con más lascivia si cabe. El estaba duro, ella dispuesta y no había más que decir.
En un momento de aliento, ella murmuro unas palabras que él no entendió, acto seguido el quedó paralizado, Sabrine se incorporó y se dirigió a la última puerta del pasillo con una sonrisa pícara que le volvió loco dijo
- Aún no han terminado todas las sorpresas, me queda un último naipe de la baraja-
Liberando a Gerad del maleficio, este se encamino hacia ella despacio, como una pantera hacia su presa.
- Llevas toda la mañana tentando a mi paciencia. Basta de provocarme- dijo el guerrero con fuerza y sonrisa torva.
Al llegar a su altura, Gerad de increíble percepción empezó a notar los sonidos propios de los burdeles de la ciudad.
- Como no me has dejado acabar, tus nuevos gladiadores ya están aquí y he decidido- Sabrine empezó a abrir la puerta- Que les debía presentar a mis Pupilas...
La sala posterior estaba llena a rebosar de jóvenes en éxtasis, en absoluto frenesí. En el centro del la sala cama se alzaba sin utilizar, rodeada de lustrosos cuerpos que se movían en oleadas de placer.
- Salvaste mi vida... Y no me refiero al incidente en el fuerte espina con aquel alquimista, sino a cuando nuestro padre murió. Por ello, y por todo lo pasado, nunca dejaré de buscar nuestro placer y bienestar. Puedes elegir a las chicas que quieras- dijo extendiendo su brazo en señal de ofrecimiento.
Gerad no dudó. Cargó con su hermana como si no pesara y se dirigieron al centro de la sala.
A la mañana fue el primero en despertarse. A su alrededor solo había calma y en su interior también. Su hermana, que yacía a su lado se despertó con sus movimientos, tal y como hacían cuando estaban en sus viajes. A su alrededor sólo había silencio y el olor del sexo y la lujuria de la pasada jornada.
- Debería dar un puntapié a todos los aspirantes a gladiadores- dijo sonriente como un niño con juguetes nuevos.
Su hermana haciendo caso omiso se acercó a la puerta donde esperaba una esclava negra con una carta.
- Déjalo hermano, también he contratado instructores para que te hagan una criba, sólo entrenarás a los mejores, ese será la gloria que ellos busquen. Que tú los entrenes será su primer triunfo.
Empezó a leer la carta.
- ¿Y cómo se te ha ocurrido hacer todo esto?-
- Fácil. Nuestro hogar ya era un bastión de lujuria, furia -dijo señalando a su alrededor- y Conocimiento -dijo señalándose a ella misma, con una sonrisa maléfica- unir a la mezcla sangre y acero me pareció sencillo.
La mirada de Sabrine se torno fría como el hielo. Él que conocía esa mirada sintió como le bullía la sangre en las venas.
- ¿Cuando quieren que vayamos?- dijo impaciente, conocedor del mensaje simplemente por ver de lejos el papel de la carta.
- Para ayer, si nos descuidamos.
-¿Tan rápido?. La sociedad no suele ser tan urgente- dijo con tono de desdén Gerad.
- A ver cómo te lo explico... Según esto la Herida del Mundo se ha puesto a escupir demonios como para que no haya un mañana... deben estar llamando a todo el mundo- dijo Sabrine releyendo el papel con un suspiro.
- Bien, ya hemos tenido placer. Pasemos a la aventura- dijo Gerad mientras se estiraba como un gato.
Muy bueno la verdad, pero sigo sin entender la atracción de la gente con los Cheliax.
ResponderEliminarRevisa que hay varios errores de tipografía y ortografía, así como los espacios y te quedará perfecto, muy bueno la verdad!!
La clave de los cheliax es sencilla: tienen de sobra de todo lo que por este plano escasea: sexo, sexo, sexo y dinero para comprar chorradas.
Eliminar...y si supieras como hacemos el texto... Nagash me envía unas muy buenas ideas, pero es que el tipo las escribe del tirón, y escribe tan rápido que me cuesta entenderlo... Lo hace en el curro, en cinco minutos, yo lo retoco en la Pages del Ipad, lo paso a Blogsy que no me mantiene todos los cambios, lo vuelvo a retocar, corrijo lo que más abulta... E intento dedicarle cinco minutos. Y así no, efectivamente. Es lo que hay.
Un abrazo y gracias por los comentarios.